En esta ocasión, la celebración está centrada en la lucha contra la resistencia a los antibióticos y focalizada de forma específica a los profesionales sanitarios.
Se calcula que lavarse las manos cinco veces al día reduce hasta en un 50% la posibilidad de contagios de virus como la gripe y enfermedades de transmisión alimentaria. La reducción de infecciones hace que se reduzca el consumo de antibióticos y con ello la generación de organismos multirresistentes a ellos.
Es muy importante lavarse las manos antes de preparar la comida, atender a una persona enferma o curar una herida, y después de ir al baño, tocar animales, cambiar pañales o estar en contacto con objetos que han sido tocados por muchas personas, como barandillas, interruptores, etc.
El lavado ha de hacerse con agua tibia y jabón o una solución jabonosa (gel), frotando ambos lados de las manos (tanto el exterior como las palmas), los dedos y la parte de debajo de las uñas durante al menos 20 segundos, procediendo luego al aclarado completo para arrastrar toda la suciedad.
También pueden emplearse productos a base de alcohol, que eliminan mayor cantidad de gérmenes y protegen mejor la piel. Se aconseja usarlos como alternativa al jabón si las manos no están visiblemente sucias, caso en el que se recomienda por optar por el agua y el jabón.