La cosmética coreana, conocida comúnmente como K-beauty, llegó a Europa de la mano de las BB creams en 2011, que triunfaron gracias a sus propiedades “tres en uno” (tratamiento específico, crema hidratante y base de maquillaje).
Entre sus secretos, recurrir a ingredientes naturales que no habíamos conocido hasta ahora en la cosmética “tradicional”. Y, por supuesto, la innovación y tecnología, aplicada tanto en texturas (muy diferenciadas respecto a lo que hasta ahora habían sido los referentes mundiales en cosmética) como en principios activos y su concentración.
La competencia feroz de la cosmética coreana les obliga a estar reformulando y mejorando sus productos de forma continuada.
Este tipo de cosmética se basa en la firme creencia de las coreanas de que la belleza requiere tiempo y disciplina.
De hecho sus rituales de belleza incluyen al menos diez pasos: desmaquillado, limpieza, exfoliación, tónico, esencia, sérum, mascarilla, contorno de ojos, emulsión y crema hidratante.
Se trata de una cosmética más personal, que no diferencia los tratamientos en función de la edad, sino que se centra más en el tipo de piel y proporciona soluciones a todo tipo de necesidades.
Lo último en cosmética coreana son las mascarillas de burbujas con agua carbonatada para oxigenar la piel. Producen espuma en contacto con la piel y van aumentando de volumen después de su aplicación. Actúan como mini exfoliante, ayudan a controlar la grasa, producen una mayor oxigenación y tienen capacidad reafirmante porque estimulan la producción de colágeno.
En las farmacias Sanifarma estamos empezando a introducir la marca “Cosmética de Corea” que engloba a marcas tan potentes como Suiskin, Kocostar y Wellmax. Esta última ha apostado por su distribución a través del canal farmacia ya que desde Cosmética de Corea destacan que “la farmacia es un canal muy cercano al cliente muy vinculado a innovación y tecnología por lo que el carácter innovador de estos productos y su alta concentración de principios activos encaja muy bien con la farmacia”.