Los bebés no saben sonarse la nariz, por lo que es necesario emplear productos naturales, como el suero fisiológico o las soluciones salinas, para humidificar las fosas nasales y ablandar la mucosidad favoreciendo su expulsión.
En primer lugar, es importante elegir el momento más adecuado para realizar el lavado nasal. Se trata de que el bebé esté lo más tranquilo posible, por lo que un momento adecuado puede ser después del baño, cuando el niño ya esté seco y vestido para que se sienta más cómodo. Es importante hacerlo antes de la lactancia o de las comidas, puesto que la alimentación será más fácil si puede respirar bien, y también antes de acostarlo, para que pueda respirar mejor durante la noche.
Hay que colocar al bebé preferiblemente de lado sobre el cambiador, evitando así la postura boca arriba, que haría que el bebé respirara peor y que la mucosidad fuese hacia el oído. Colocaremos una toalla bajo su cabeza y cuello y sujetaremos al bebé si se muestra inquieto y mueve la cabeza, los brazos o las piernas durante el proceso. Otra opción es envolver al bebé en una toalla para limitar su movilidad durante el lavado.
Si para hacer el lavado vamos a utilizar suero fisiológico se aconseja emplear monodosis de 10 ml. y echarla gota a gota por la nariz del bebé. Es importante no ejercer presión. También podemos emplear agua marina en spray con envase presurizado, puesto que su fuerza está regulada y la mayoría se pueden utilizar desde el primer día de vida. Para su uso en bebés, hay que elegir la presentación a mínima presión. Un envase de 20 ml de agua de mar tiene suficiente contenido para unos 100 usos.
Con el niño tumbado de lado, en primer lugar introducimos el suero o el agua de mar por la fosa nasal que queda en la parte superior. Para ello se debe introducir la boquilla en el orificio nasal y apretar suavemente el pulsador. De este modo se facilita que el líquido entre por una fosa y salga por la otra sin que pase al oído ni a la faringe. Se puede presionar con el dedo el lado de la nariz y esperar a que el líquido salga por el otro orificio.Tras limpiar la mucosidad con una gasa o un pañuelo, se repite el procedimiento en la otra fosa nasal con el niño tumbado del otro costado.
Algunos productos tienen boquillas pediátricas, adaptadas a la anatomía del niño y fabricadas con materiales suaves y sin aristas para evitar erosiones nasales. Después de cada uso, la boquilla debe lavarse con agua y jabón y secarse adecuadamente.