Los aceites esenciales incluyen muchas moléculas diferentes en su composición, lo que les permite tratar el dolor desde diferentes facetas. El dolor es una experiencia sensorial o emocional desagradable asociada a un daño tisular real o potencial. El dolor es un síntoma, no es una patología. Es un aviso de nuestro cuerpo, que puede estar causado por diferentes causas: una infección, una lesión en algún músculo o articulación, etc.
Un aceite esencial es un líquido muy concentrado que se extrae de una planta aromática por destilación por arrastre de vapor o por presión en frío de las cáscaras de determinados cítricos. Existen alrededor de 700 plantas que contienen aceites esenciales útiles para diferentes propósitos, ya que cada aceite esencial contiene las propiedades específicas de la planta de la que se obtiene, y sus componentes químicos nos servirán para distintas finalidades.
En su composición, un aceite esencial incluye muchas moléculas diferentes, lo que permite tratar distintas patologías con un mismo aceite o sobre diferentes situaciones de una misma patología. Esto último es lo que sucede también con el dolor. Los aceites esenciales permiten tratar el dolor desde un punto de vista más amplio porque actúan sobre distintas facetas. Como son moléculas hipófilas atraviesan nuestras membranas celulares, penetran de forma muy profunda, por lo que su efecto es muy potente a nivel local.
Los aceites esenciales tienen propiedades anti-inflamatorias, analgésicas, antinociceptivas (bloquean los receptores del dolor y con ellos la percepción del dolor) y actúan como relajantes musculares. Pueden mezclarse con una pomada antiinflamatoria tradicional, diluyendo unas gotas, o utilizar un aceite de maceración de árnica. También pueden aplicarse por vía respiratoria, produciendo un efecto relajante al activar el sistema límbico de nuestro cerebro.
Aceites unitarios
Gauteria. Como precursor directo del ácido acetilsalicílico, cuenta con propiedades analgésicas, antiinflamatorias y es un antiespasmódico ligero. Por todo ello, cubre muy bien dolores osteoarticulares y osteomusculares, tanto agudos como crónicos. Eso sí, no se puede utilizar durante el embarazo o la lactancia, ni en menores de 6 años, alérgicos a los salicilatos o pacientes con anticoagulantes.
Menta de campo. Cuenta con propiedades analgésicas y antinociceptivas (bloquea los receptores sensitivos mitigando la percepción del dolor por lo que se emplea para dolores potentes como migrañas, neuralgias, ciáticas, etc.).
Clavo. El clavo es otro aceite esencial unitario con propiedades anestésicas, cicatrizantes y antiinfecciosas de amplio espectro. Se usa especialmente en odontalgias (dolores de muelas, extracciones, etc.). Se puede impregnar un bastoncillo con una o dos gotitas y aplicar sobre la zona unos segundos. Su efecto anestésico es muy rápido y permanece de una a tres horas. Su uso no está recomendado en menores de 7 años ni durante el embarazo ni la lactancia.
Eucalipto azul. Otra alternativa para combatir el dolor es el eucalipto azul, por sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias. Hay que diluirlo siempre para aplicarlo sobre la piel. A diferencia de la gauteria puede utilizarse para niños, y durante el embarazo y la lactancia.
Romero quimiotipo alcanfort. Cuenta con propiedades analgésicas y se usa como relajante muscular. Es el aceite esencial recomendado en caso de contracturas (ciáticas y tortícolis, por ejemplo). Está contraindicado en el embarazo, la lactancia y en menores de 6 años. Se aplica por vía tópica.
Laurel. Propiedades analgésicas y anti-infecciosas. Se puede mezclar dos gotas con un colutorio, aplicarse de forma tópica sobre aftas. Es la alternativa al aceite esencial de clavo en mujeres embarazadas con problemas bucales y/o dentales.