En los envases suele indicar el periodo de uso recomendado, que puede oscilar entre los 6 y los 12 meses. También hay que tener en cuenta si se han conservado de forma adecuada (lejos de fuentes de calor y bien cerrados).
Respecto a la crema solar, debemos considerar las características y tipo de piel de cada miembro de la familia. Por ejemplo, para los adolescentes optaremos por una crema oil free y fácil de extender, mientras que para los niños de menos de 12 años se recomienda elegir una crema que no les pique, que se adapte a la piel infantil y que sea resistente al agua.
Y para ti que te preocupa el tema de las manchas, puedes escoger una crema de protección total, con propiedades antiedad y si quieres con color para tener un efecto buena cara.
Para reforzar la protección de toda la familia, puedes recurrir a los suplementos orales para preparar la piel y potenciar su protección, sobre todo de cara a las primeras exposiciones o a los días en los que los niños están todo el tiempo al sol.
Otro punto que habrá que tener en cuenta es el tipo de radiación frente a la que nos protege una crema (UVB, UVA…). Siempre es mejor optar por un protector de amplio espectro.